viernes, 17 de mayo de 2013

Capítulo 5. Savannah.



JUEVES POR LA TARDE.
—El otro día estaba en Facebook y me habían invitado a una página, ¿sabes de quién era? —los ojos de Chris brillaban bajo el sol del parque. Moví mi cabeza de un lado al otro — tuya.
—¿Mía? —reí.— Mis fans son los mejores —en mi boca se formó una pequeña sonrisa.
—Aún no entiendo porque no te persiguen una jauría de paparazzis buscando las mejores fotos sobre ti —los dientes de Chris salieron de su escondite acompañado de una sonrisa.
—No soy una famosa de ese tipo, Christian —aclaré. Él rió. Idiota.— Solo soy conocida en el estado de LA, aún me queda mucho camino y no sé si lo completaré —acomodé mis gafas de sol.

Macklemore sonaba en mi coche mientras llevaba a Chris a casa. Amaba pasar tiempo con él, era como mi botón de desconectar de todo y ser yo misma, cosa que nunca pasaba.


—Bueno, ya me contarás como va el comienzo del curso —dijo ya fuera del coche— Te llamo. —Me avisó al caminar hacia su portón.


Dejé las llaves en la entrada y cerré la puerta. Al fin ya estaba en casa.


—¿Savannah? —oí a mi madre desde la cocina.
—¿Qué?
—Han llamado de Jagger SL han dicho que si se podrían poner en contacto contigo —dijo esta mientras secaba unos vasos.
—¿Jagger SL? —Entro la bicho desde el salón— Es la discografía más conocida de LA —informó.
—El caso es que me han dado esto —me dio un papel donde había escrita una ristra de números— Dicen que por favor llames y preguntes por Oliver Jagger necesitan hablar contigo —se encogió de hombros.
—Oh dios mío. —la bicho sonreía con emoción. Niñata.— ¿Oliver Jagger? —Preguntaba— ¡Oliver Jagger! —Se respondía ella misma.
—Chis, calla. —observe el papel que me había dado mi madre. ¿Discográfica? Interesante.

Google. Imágenes. Oliver Jagger. Mandíbula fina y muy bien tallada, ojos color turquesa y tez morena, pelo rubio caramelo y rebelde, en pocas palabras; Ricachón de cuarta.
Busque mis botas bajo mi cama (http://www.polyvore.com/sin_t%C3%ADtulo/set?id=72603271) y fui a por el teléfono de casa, cerré con seguro la puerta de mi habitación y marqué el número del papel.

—Oficina de Oliver Jagger, ¿Qué desea? —Una señora mayor con un chicle en la boca rumiando como una vaca sonaba por el teléfono.
—Em, sí. Soy Savannah Knowels. —anuncié— preguntaba por Oliver.
—El señor Jagger no se encuentra en este momento. Además, tendrías que coger una cita si quiere hablar con él. —informó.
—Muy bien, si puede cójame una cita. —mi voz esta vez sonó dura— El Viernes a las 16:20
—Okey, buenas tardes. —Colgué.

                                                               ***
—¿Oliver Jagger? —Caitlin se dio la vuelta en la toalla de playa — ¿y para que crees que te habrá llamado? Y también, ¿Dónde te habrá encontrado?
—Cait, en las redes sociales se mueve mucha información.
—Supongo que sí. —miró a las personas que pasan por la orilla— Dios, cada día está más bueno —se mordió el labio inferior.
—¿Quién? —mire donde Caitlin señalaba.
—Él, Libai. —hablaba mientras este hacia un giro con su tabla.
—No está mal. —hice una mueca— pero los hay mejores. —di una vuelta en la toalla.
—Lo dices porque aún no has abandonado tu obsesión por los rubios desde que tenías 10 años, maja.
—Libai es rubio y no me gusta. —levanté mi ceja.
—Tu sabes a que rubios me refiero. —y me picó su ojo izquierdo. Yo reí.

 VIERNES POR LA TARDE.
(http://www.polyvore.com/savannah/set?id=77337801) Mis tacones retumbaban en la recepción del edificio haciendo que la gente pose su mirada en mi, me coloqué el bolso y fui hacia la chica pelirroja que había detrás del mostrador, según su placa; Lelly me atendería.

—Buenas. —sus ojos me miraron— vengo con cita para ver al señor Jagger. —una de mis sonrisas falsas apareció en mi cara.
—¿Savannah Knowels? —miraba los papeles encima de la mesa, yo asentí con la cabeza— Eres menor de edad, no puedes pasar. Lo siento.
—Estas de coña, ¿no? —reí irónicamente.
—¿Perdón? —la pelirroja abrió la boca en forma de O— Mire señorita, no la puedo dejar pasar ya que... —corrí escaleras arriba—¡oye, vuelve aquí!

Doblé una esquina y en el pasillo de esta, al fondo, había una puerta, seguí con mi maratón y entre, cerré y me apoye en la puerta con los ojos cerrados. No podía respirar.
—¿En casa no te han enseñado nunca a tocar antes de entrar? —Abrí mis ojos y vi al tío más bueno que… ¡Savannah, controlate!.
—Lo siento mucho de verdad. —solté mi bolso y me senté en una de las sillas que había enfrente de su mesa— ¿te puedes creer que por ser menor de edad no puedo ver a un tal Chaquer o Juager? Me quedan 2 meses para cumplir los 17 —encendí mi cigarro y le di una calada— alucinante.
—Jagger, señorita, Jagger. —se acomodó la corbata— Oiga, aquí está prohibido fumar —apagó mi cigarrillo en un vaso de agua— y por cierto, señorita Knowels, Soy el señor Jagger, Oliver Jagger —sonrió a medias y estiro su mano. La acepté.— Buena carrera desde recepción, ¿no? —río levemente.
—Já, muy gracioso. —lo miré con asco— ¿Usted como sabe eso?
—Digamos que las cámaras de seguridad te delataron. —señalo a una de estas colgada en la pared— normalmente, llamaría a seguridad. —tenía la piel de gallina— pero no lo haré —el aire volvió a mis pulmones.
—Vaya, gracias. —sonreí.

Fijándome bien, Oliver no pasaba de los 25 años, el ricachón de cuarta estaba muchísimo más bueno de lo que pensaba.

—¿Y a que se dio tu llamada el Lunes? —pregunté después de un pequeño silencio— y lo más importante, ¿De dónde encontraste mi número? —volví a ser la arisca de siempre.
—Primero, te llame porque vi un anuncio en el periódico donde anunciaban que ibas a dar un concierto en la playa el 22 de Septiembre, así que fui y vi como actuaste. —explicó— y Segundo, no es muy difícil encontrar tu número de teléfono, teniendo en cuenta de que soy Oliver Jagger. —se dejo caer en el respaldo de mi silla orgulloso de si mismo.
—Oh, perdone señor majestad. —hice una reverencia— ¿También quieres que te tire pétalos de flores a cada paso que des? —sonreí cínicamente— Me importa una mierda quien seas. —me apoye en su mesa. “Oli” no quitaba sus ojos de los míos— Quiero que me respondas, si eres tan amable.—me senté otra vez.
—Omitiendo tu arrebato de inmadurez adolescente. —¿Inmadurez? Gilipollas.— Me he puesto en contacto contigo porque quiero que trabajes con mi empresa. —fruncí mi ceño— me refiero a que nosotros te pondremos un manager, equipo de vestuario… Si tú firmas con Jagger SL.
—¿Manager? Solo actúo los fines de semana y la contabilidad y el papeleo lo llevo yo misma, además el vestuario forma parte de mi propio estilo. —cogí mi bolso y me puse las gafas de sol.
—¿Y ya está? ¿ni te lo piensas ni nada? —se levanto de su escritorio indignado— te pagaré muy bien. —me detuve—¿Qué pasa? —dijo al mirar mi cara.
—Me lo suponía. —aparté mis gafas— Canto porque es lo que me gusta hacer, aún estoy cursando el instituto y no tendría tiempo para acabar mi formación porque le esté patrocinando al niño su empresita. —escupí con rabia.
—Entonces, ¿eso es un no?
—¿Eres tonto? —me acerque a él.
—Vale, vale. —levanto sus manos dando pasos hacia atrás.
—Normal que sigas sin tener mujer. —abrí la puerta.
—¿Tu como sabes eso? —me miró cabreado.
—No es tan difícil saber sobre ti teniendo en cuenta de que soy Savannah Knowels. —imité su voz— Buenas tardes. —y cerré de un portazo. Viejo Amargado.


Baje las escaleras hacia el parking y encontré mi coche. Subí a todo volumen Paramore y me perdí en la carreta californiana.

                                                            ***


—¿Sabes? Hoy hay competición de Skaters y surferos. —caminábamos por la arena en bikini (http://www.polyvore.com/savannah/set?id=77403297)—
—¿Y a quienes vamos a ver? —pregunte picarona.
—Me lo pones difícil. —pensó, yo reí— iremos a ver a los Skaters.


Nos pusimos de pie alrededor de las rampas y tubos metálicos. Encontré a Libai y su grupo, entre ellos Theo que ya estaba preparada para salir.
Después de tantos giros y piruetas, se decidió el campeón, en este caso la campeona; Theodora.


—Felicidades. —le dijo Caitlin, ella solo se limitó asentir con su cabeza y a dar una vuelta sobre sí misma para marcharse.
—Estúpida. —escupió Dreah detrás nuestra. Todo el mundo la miró.
—¿Qué has dicho? —La ganadora se giró.
—Estúpida. —dejo su tabla en la arena— ¿Algún problema? —se acerco a ella.


Los pelos mojados de Dreah volaron rebeldes al recibir un tortazo de Theo, la surfera le dio un puñetazo haciendo sangrar su ceja izquierda… ¡PELEA! ¡PELEA!



Savannah.

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