JUEVES POR LA TARDE.
—El otro día
estaba en Facebook y me habían invitado a una página, ¿sabes de
quién era? —los ojos de Chris brillaban bajo el sol del parque.
Moví mi cabeza de un lado al otro — tuya.
—¿Mía? —reí.— Mis fans son
los mejores —en mi boca se formó una pequeña sonrisa.
—Aún no entiendo porque no te
persiguen una jauría de paparazzis buscando las mejores fotos sobre
ti —los dientes de Chris salieron de su escondite acompañado de
una sonrisa.
—No soy una famosa de ese tipo,
Christian —aclaré. Él rió. Idiota.— Solo soy conocida en el
estado de LA, aún me queda mucho camino y no sé si lo completaré —acomodé mis gafas de sol.
Macklemore sonaba en mi coche
mientras llevaba a Chris a casa. Amaba pasar tiempo con él, era como mi
botón de desconectar de todo y ser yo misma, cosa que nunca pasaba.
—Bueno, ya me contarás como va el comienzo del curso —dijo ya fuera del coche— Te llamo. —Me avisó al caminar hacia su portón.
Dejé las llaves en la entrada y cerré la puerta. Al fin ya estaba en casa.
—¿Savannah? —oí a mi madre
desde la cocina.
—¿Qué?
—Han llamado de Jagger SL han
dicho que si se podrían poner en contacto contigo —dijo esta
mientras secaba unos vasos.
—¿Jagger SL? —Entro la bicho
desde el salón— Es la discografía más conocida de LA —informó.
—El caso es que me han dado esto
—me dio un papel donde había escrita una ristra de números—
Dicen que por favor llames y preguntes por Oliver Jagger necesitan
hablar contigo —se encogió de hombros.
—Oh dios mío. —la bicho sonreía
con emoción. Niñata.— ¿Oliver Jagger? —Preguntaba— ¡Oliver
Jagger! —Se respondía ella misma.
—Chis, calla. —observe el papel
que me había dado mi madre. ¿Discográfica? Interesante.
Google. Imágenes. Oliver Jagger.
Mandíbula fina y muy bien tallada, ojos color turquesa y tez morena,
pelo rubio caramelo y rebelde, en pocas palabras; Ricachón de
cuarta.
Busque mis botas bajo mi cama (http://www.polyvore.com/sin_t%C3%ADtulo/set?id=72603271) y
fui a por el teléfono de casa, cerré con seguro la puerta de mi
habitación y marqué el número del papel.
—Oficina de Oliver Jagger, ¿Qué
desea? —Una señora mayor con un chicle en la boca rumiando como
una vaca sonaba por el teléfono.
—Em, sí. Soy Savannah Knowels.
—anuncié— preguntaba por Oliver.
—El señor Jagger no se encuentra
en este momento. Además, tendrías que coger una cita si quiere
hablar con él. —informó.
—Muy bien, si puede cójame una
cita. —mi voz esta vez sonó dura— El Viernes a las 16:20
—Okey, buenas tardes. —Colgué.
***
—¿Oliver Jagger? —Caitlin se
dio la vuelta en la toalla de playa — ¿y para que crees que te
habrá llamado? Y también, ¿Dónde te habrá encontrado?
—Cait, en las redes sociales se
mueve mucha información.
—Supongo que sí. —miró a las
personas que pasan por la orilla— Dios, cada día está más bueno
—se mordió el labio inferior.
—¿Quién? —mire donde Caitlin
señalaba.
—Él, Libai. —hablaba mientras
este hacia un giro con su tabla.
—No está mal. —hice una mueca—
pero los hay mejores. —di una vuelta en la toalla.
—Lo dices porque aún no has
abandonado tu obsesión por los rubios desde que tenías 10 años,
maja.
—Libai es rubio y no me gusta.
—levanté mi ceja.
—Tu sabes a que rubios me refiero.
—y me picó su ojo izquierdo. Yo reí.
VIERNES POR LA TARDE.
(http://www.polyvore.com/savannah/set?id=77337801) Mis tacones retumbaban en la
recepción del edificio haciendo que la gente pose su mirada en mi,
me coloqué el bolso y fui hacia la chica pelirroja que había detrás
del mostrador, según su placa; Lelly me atendería.
—Buenas. —sus ojos me miraron—
vengo con cita para ver al señor Jagger. —una de mis sonrisas
falsas apareció en mi cara.
—¿Savannah Knowels? —miraba los
papeles encima de la mesa, yo asentí con la cabeza— Eres menor de
edad, no puedes pasar. Lo siento.
—Estas de coña, ¿no? —reí
irónicamente.
—¿Perdón? —la pelirroja abrió
la boca en forma de O— Mire señorita, no la puedo dejar pasar ya
que... —corrí escaleras arriba—¡oye, vuelve aquí!
Doblé una esquina y en el pasillo de
esta, al fondo, había una puerta, seguí con mi maratón y entre,
cerré y me apoye en la puerta con los ojos cerrados. No podía
respirar.
—¿En casa no te han enseñado
nunca a tocar antes de entrar? —Abrí mis ojos y vi al tío más
bueno que… ¡Savannah, controlate!.
—Lo siento mucho de verdad. —solté
mi bolso y me senté en una de las sillas que había enfrente de su
mesa— ¿te puedes creer que por ser menor de edad no puedo ver a un
tal Chaquer o Juager? Me quedan 2 meses para cumplir los 17 —encendí
mi cigarro y le di una calada— alucinante.
—Jagger, señorita, Jagger. —se
acomodó la corbata— Oiga, aquí está prohibido fumar —apagó mi
cigarrillo en un vaso de agua— y por cierto, señorita Knowels, Soy
el señor Jagger, Oliver Jagger —sonrió a medias y estiro su mano.
La acepté.— Buena carrera desde recepción, ¿no? —río
levemente.
—Já, muy gracioso. —lo miré
con asco— ¿Usted como sabe eso?
—Digamos que las cámaras de
seguridad te delataron. —señalo a una de estas colgada en la
pared— normalmente, llamaría a seguridad. —tenía la piel de
gallina— pero no lo haré —el aire volvió a mis pulmones.
—Vaya, gracias. —sonreí.
Fijándome bien, Oliver no pasaba de
los 25 años, el ricachón de cuarta estaba muchísimo más bueno de
lo que pensaba.
—¿Y a que se dio tu llamada el
Lunes? —pregunté después de un pequeño silencio— y lo más
importante, ¿De dónde encontraste mi número? —volví a ser la
arisca de siempre.
—Primero, te llame porque vi un
anuncio en el periódico donde anunciaban que ibas a dar un concierto
en la playa el 22 de Septiembre, así que fui y vi como actuaste.
—explicó— y Segundo, no es muy difícil encontrar tu número de
teléfono, teniendo en cuenta de que soy Oliver Jagger. —se dejo
caer en el respaldo de mi silla orgulloso de si mismo.
—Oh, perdone señor majestad.
—hice una reverencia— ¿También quieres que te tire pétalos de
flores a cada paso que des? —sonreí cínicamente— Me importa una
mierda quien seas. —me apoye en su mesa. “Oli” no quitaba sus
ojos de los míos— Quiero que me respondas, si eres tan amable.—me
senté otra vez.
—Omitiendo tu arrebato de
inmadurez adolescente. —¿Inmadurez? Gilipollas.— Me he puesto en
contacto contigo porque quiero que trabajes con mi empresa. —fruncí
mi ceño— me refiero a que nosotros te pondremos un manager, equipo
de vestuario… Si tú firmas con Jagger SL.
—¿Manager? Solo actúo los fines
de semana y la contabilidad y el papeleo lo llevo yo misma, además
el vestuario forma parte de mi propio estilo. —cogí mi bolso y me
puse las gafas de sol.
—¿Y ya está? ¿ni te lo piensas
ni nada? —se levanto de su escritorio indignado— te pagaré muy
bien. —me detuve—¿Qué pasa? —dijo al mirar mi cara.
—Me lo suponía. —aparté mis
gafas— Canto porque es lo que me gusta hacer, aún estoy cursando
el instituto y no tendría tiempo para acabar mi formación porque le
esté patrocinando al niño su empresita. —escupí con rabia.
—Entonces, ¿eso es un no?
—¿Eres tonto? —me acerque a él.
—Vale, vale. —levanto sus manos
dando pasos hacia atrás.
—Normal que sigas sin tener mujer.
—abrí la puerta.
—¿Tu como sabes eso? —me miró
cabreado.
—No es tan difícil saber sobre ti
teniendo en cuenta de que soy Savannah Knowels. —imité su voz—
Buenas tardes. —y cerré de un portazo. Viejo Amargado.
Baje las escaleras hacia el parking
y encontré mi coche. Subí a todo volumen Paramore y me perdí en la
carreta californiana.
***
***
—¿Sabes? Hoy hay competición de
Skaters y surferos. —caminábamos por la arena en bikini (http://www.polyvore.com/savannah/set?id=77403297)—
—¿Y a quienes vamos a ver?
—pregunte picarona.
—Me lo pones difícil. —pensó,
yo reí— iremos a ver a los Skaters.
Nos pusimos de pie alrededor de las
rampas y tubos metálicos. Encontré a Libai y su grupo, entre ellos
Theo que ya estaba preparada para salir.
Después de tantos giros y piruetas,
se decidió el campeón, en este caso la campeona; Theodora.
—Felicidades. —le dijo Caitlin,
ella solo se limitó asentir con su cabeza y a dar una vuelta sobre
sí misma para marcharse.
—Estúpida. —escupió Dreah
detrás nuestra. Todo el mundo la miró.
—¿Qué has dicho? —La ganadora
se giró.
—Estúpida. —dejo su tabla en la
arena— ¿Algún problema? —se acerco a ella.
Los pelos mojados de Dreah volaron
rebeldes al recibir un tortazo de Theo, la surfera le dio un puñetazo
haciendo sangrar su ceja izquierda… ¡PELEA! ¡PELEA!
Savannah.
Savannah.
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